Desde el suculento taco mexicano, el sándwich
cubano, la arepa colombiana, el anticucho peruano, el completo chileno, el
acaraje de Brasil hasta el irresistible choripan argentino, todos ellos se
convierten día a día en la solución perfecta ante la triada fatal: poco tiempo,
poca plata y mucha hambre.
La comida ambulante y los platos al paso son una
marca cultural muy distintiva de nuestra de América latina, con casi el 50% de los
habitantes come regularmente en la calle, lo hacen en medio de la jornada
laboral, en el espacio entre clases o de camino al trabajo y dan como razón a
este comportamiento la falta de tiempo y en otras ocasiones el antojo.
A pesar de que existe cierto recelo en alguna
parte de la sociedad, intentando aparejar esta práctica cultural con
concepciones peyorativas, se le atribuye una insalubridad solo por ser un
producto que se expende en la calle. En la práctica, muchos de los vendedores
tratan de romper con este estereotipo social de que la comida de calle es
insalubre, usando ingredientes especialmente frescos y bien cuidados.
La venta de alimentos en la vía pública en América
Latina, se ve enmarcado por paisajes arquitectónicos urbanos fastuosos que se
fusionan con los vendedores ambulantes a las afueras de las oficinas, los
colegios y los parques. Esto obedece a múltiples motivos como la enorme
congestión urbana, largas distancias recorridas cotidianamente entre el lugar
de trabajo o de estudios y el hogar, y una escasez o ausencia de
establecimientos que sirvan alimentos a precios razonables.
La comida callejera está estrechamente relacionada
con la economía informal, según la Organización Internacional del Trabajo
la economía informal representa un 47% del empleo en Latinoamérica. Hoy en
día se reconoce que los vendedores ambulantes de alimentos son un elemento
necesario de la vida urbana cotidiana, en especial en los países en vías de desarrollo.
La venta de alimentos en la vía pública genera empleos, es un elemento
importante de las economías de la mayor parte de los países latinoamericanos
donde el proceso de industrialización es muy escaso aun.
Esta actividad gastronómica informal se puede
apreciar mucho más en unos países que en otros dependiendo, esto depende de su
nivel de industrialización, mientras menos industrializado un país mayor es la
venta de comida callejera. Pero este tipo de trabajo no solo genera puesta de
empleo de manera directa e indirecta, en ciertos casos, representa el único medio
de sostén de personas desempleadas y sus familias. Además contribuye de modo activo
al turismo, atrayendo viajeros de todos partes del mundo en busca de sabores
nuevos y generando a su vez un volumen sustancial de transacciones monetarias
que estimulan las economías nacionales de los países en cuestión.
Por este motivo, elaborar una reglamentación que
promueva la operación ordenada de la venta callejera y se deje de lado la
persecución de la que son víctimas, los vendedores ambulantes de comida, es
necesaria. Implementar una política que proporcione servicios básicos y
talleres de manejo de alimentos para reducir o eliminar las potenciales
amenazas a la salud pública y que esta actividad se realice de manera
completamente segura.

No hay comentarios:
Publicar un comentario