Mendoza desnuda su compleja realidad, con humor e ironía al
ritmo de la murga estilo uruguayo.
En los últimos años, se ha
visto en la provincia un incremento importante de diferentes expresiones
culturales como parte del proceso de globalización que vivimos: el hip hop, las batucadas, los cosplayers entre
otras manifestaciones. Una de las más destacadas, y con impronta Latinoaméricana,
sin dudas, es la murga de estilo uruguayo, que año tras año va ganando muchos adeptos. Una
prueba de esto se observa con cada encuentro anual de murgas Uruguayas en el
anfiteatro Gabriela Mistral, al que se suman mínimo cuatro murgas nuevas por
edición.
Aunque el fenómeno cultural surgió frente al Río de la Plata del
lado uruguayo. Se puede encontrar sus huellas con las migraciones masivas en el
siglo XIX, mezcla de coplas llevadas por españolas hasta el país oriental, que e se funden con la herencia africana del candombe y el lunfardo tan
propio de la región. Todo esa herencia eso dio origen a este hermoso y combativo estilo
musical, que desde los tiempos de su creación sirvió para demandar, reclamar y
criticar de manera sarcástica y humorística la realidad que le rodea.
En Mendoza este movimiento
musical y cultural comenzó a cobrar más relevancia durante el año 2000, periodo que coincide con
la crisis económica que vivía el país, de ese entonces hizo sus primeras
apariciones con las murgas La buena moza
y La mascarada y no paro más. En ese contexto producto de la crisis es que
también surgieron movimientos sociales en todo el país (movimiento piquetero,
barrios de pie, etc), que se manifestaron frente a las problemáticas de la
coyuntura. La murga como expresión popular fue espejo de todos estos
reclamos sociales, mostrando así su ADN ligado a la justicia social y al canto de
protesta; que hacen de manera lúcida y frontal para hablar sin pelos en
la lengua acerca de la realidad.
"Hoy por hoy la provincia cuenta con más de 20 elencos
estables de murgas estilo uruguayo y parece que la cosa va en aumento, ya que
alguno de estos elencos se están involucrando con el trabajo social en los
barrios populares. “Un ejemplo de ello es la murga La Caciqueña, surgida del club Pedro Molina de Guaymallen, donde se
dictan talleres de murga y percusión para los chicos del barrio", afirma
Luis Acuña, integrante de otra murga
local llamada Pan casero.
Y en esta época actual donde la industria cultural impone modas y ritmos
cargados de hedonismo extremo y vacío político la murga de estilo uruguayo se planta contra
eso, como bocanada de aire fresco ante
lo viciado de la nueva escena musical cargada de una lógica exclusivamente
mercantil, y se anima a más interpelando a la sociedad, blanqueando temas que
el evidente blindaje mediático le concede al poder de turno. Un rol contra
hegemónico que desempeña alegremente, siempre acompañado de humor y la utopía de una sociedad más
justa.
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